Detestas que te hable de relojes y de espejos.
Detestas, por manido,
al tiempo,
a las realidades paralelas,
la carne en estado líquido que se desparrama.
Detestas el amor,
las mariposas a los quince años
aún tiernas.
Detestas la sinonimia voluntaria,
las palabras complejas que se usan por insólitas,
decir ósculo por no decir beso:
eso te enoja.
Detestas, en cierto modo,
lo salvaje:
el olor de la sangre humana,
las cuencas vacías de ojos
o los ojos vacíos de pestañas,
el suicidio colectivo,
la muerte que sublima la ausencia.
qué barbaridad. Mil aplausos. Besos
ResponderEliminarPerfecto... detestar todo lo que describes con maestría
ResponderEliminarTe sales...
ResponderEliminarSanto Cielo el hombre detestable y detestador.
ResponderEliminarUn ósculo.
sea quién sea esa persona (por cierto cuántas "s" "a" y "e" en un enunciado tan breve) estoy segura de que hay muchos como ella por ahí.
ResponderEliminarVolvemos de vaciones, un beso.
Buenísimo.
ResponderEliminarPd:
Hablo de la mujer pasada.
Salud.
A todo menos a tí
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ResponderEliminarHay gente que no está contenta con nada y aunque lo esté lo disimula sólo por joder. La gente es rara, rara.
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