Despierto de soñar una invasión de unicornios
y el unicornio era creíble.
Luego llegó el fuego a quemarnos la ropa y la piel
y el fuego era creíble.
Vino la lluvia a inundar nuestras casas y encharcarnos los pulmones
y la lluvia era creíble.
Se rajó la tierra y nos devoraron sus grietas
y la muerte era creíble.
Pero luego soñé que me besabas
y ese sueño ya no era creíble.
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