Pienso en ti, Cee. No hago otra cosa que no sea pensar en ti. Sueño contigo cada noche. Ni siquiera desapareces al abrir los ojos. Te veo despertar, Cee, a mi lado día tras día. Cee, Cee, Cecilia. ¿Me estás esperando? Di que sí. Volveré pronto a tu lado y ya nada nos separará nunca. Pondré mi mano en tu cintura, Cee. Te besaré en la cara y en el pelo. Te abrazaré fuerte. Te haré el amor. Una y otra vez te haré el amor. Como aquel día de 1935, en la biblioteca.
Recuperaremos los días no vividos.
Lo juro.
Expiación, qué obra maestra...
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