Te
quiero.
Te
seguiré queriendo también dentro de cincuenta años.
Veré
tu mano empujando las bicicletas de nuestros hijos,
acariciándoles
el pelo cuando lleguen del colegio.
Te
escucharé consolarlos cuando estén tristes:
les
pondrás tiritas en las heridas,
les
besarás cuando lloren,
les
enseñarás a perdonar
y
a pedir perdón.
Sonreiré
-
tal y como hago ahora-
al
verte aparecer por las esquinas,
por
las puertas de la casa a la que llamaremos hogar.
Notaré
tu
cuerpo al lado del mío todas las mañanas,
los
dedos entrelazados bajo la almohada,
tu
aliento haciéndome cosquillas en la nuca.
A
la mierda los modernos.
Te
juro que en esta vida no quiero otra cosa.
Bucólico, límpido y certero. La crudeza -realismo- del verso es a veces tierna, bonita y esperanzadora.
ResponderEliminarUn saludo.
Eso es tan bonito, Alba.
ResponderEliminarPaf!, ahí está. Qué lindo, qué bonito este poema, viva Luis y vivas tú. Bueno, todos, todos merecemos amar así.
ResponderEliminarDirecto desde el corazón. Madre mía, la vida es tan simple y la complicamos tanto...
ResponderEliminarSiento lo mismo, a la mierda los modernos.
Sería fantástico
ResponderEliminarY... me gusta. Me resulta sincero, directo, sencillo (y no simple)... me encanta =) Te sigo siguiendo, poetisa!
ResponderEliminarQ bonito... Echo de menos un feedburner o algo para recibir tus post en el correo.
ResponderEliminarEs que leerte es TAN, TAN... Llenas eso que muchos no nos atrevemos a decir de esa manera