Ella añoraba su rostro melancólico y su voz color otoño, extrañaba sus ojos tristes y su sonrisa cansada.
Ella sabía que él no iba a volver.
Ahora estaba donde siempre quiso. Él se acostaba con la luna, despertaba con el sol, él corría con el viento y reía con las estrellas. Él mojaba con la lluvia y olía con las flores, él bailaba con las hojas y lloraba con los sauces.
Él se había regalado a sí mismo algo muy caro, él se había permitido el lujo de morir.
¡¡¡Muy bueno!!!
ResponderEliminarMe encanto, espero que sigas publicando más ^^
Saludos
gracias!
ResponderEliminar¡¡Hostia puta!! ¡¡¡Perdón, Perdón, Perdón, Perdón!!! No quería decir eso... Dios... es que es tan... real... Me gusta, me gusta... Tiene todo lo que tiene que tener...
ResponderEliminarSigue así, que consigues emocionarme la espalda... :)