Cuando digo que te quiero no me refiero a ti. Amo tan solo ciento setenta y cinco de tus ciento ochenta y tres centímetros de altura, setenta kilos de los ochenta que pesas, veintisiete años de los treinta y cinco que tienes. Amo tan solo tres cuartas partes de tus rizos, la mitad de tu barba, una décima parte de tus canas. Amo, en definitiva, todo lo que de él hay en ti.
Amor fragmentario, índice de fantasías. Gozo.
ResponderEliminarAbrz.
Un final inesperado perfectamente conseguido y una confesión algo triste; el amor tiene muuchas caras. Como siempre, tu texto genial
ResponderEliminarUn beso!
Tú...me fascinas, de la A a la Z.
ResponderEliminarUn abrazo. Repito, me fascinas y no soy el único.
Queridísima Alba: me alegro de que ya hayas encontrado tu lentilla; pero, ahora, colocátela bien porque me parece que te la has puesto del revés:) Qué bien escribes, qué bien...
ResponderEliminarNo entiendo cómo puedes escribir estas cosas tan bonitas (y tan reales) sin estar enamorada. No lo entiendo. Pero te envidio muchísimo.
ResponderEliminar(sonrisa)
ResponderEliminary por cierto nunca te había dicho que me gusta mucho el encabezado del blog: hazme poesía y fumate un verso cada día ;D
¡Me encanta! Aplausos varios.
ResponderEliminar¡Me quito el sombrero! Y de él salen chispas, aplausos, confeti, y un muñeco que grita "bravo, bravo!"
ResponderEliminarSi que lo amas mujer.
ResponderEliminarNunca me había parado a cuestionarme el amor al "alter ego" en lugar de al propio sujeto. Fantástico, es muy filosófico!.. y curioso.
ResponderEliminarMeredith
hay que tener cuidado con la melancolía, que se nos revela... besos
ResponderEliminarmaravillante. por aquí me cuelo. un abrazo.
ResponderEliminar