¿Quién,
si no tú,
me puede querer a mí
cuando me transformo en dragón
y me salen escamas en el cuello,
pústulas en la piel
y por las piernas pelos?
¿Quién,
si no tú,
que te gusta hasta que te mienta
y escupa?
A veces,
cuando apoyas la barbilla en la palma de la mano,
podrías tener nombre de mujer.
Miras como al infinito
- o no miras -
y te pones triste
y yo siento que eso es como amarse a sí mismo,
como si fuera tu mano mi mano
y tus ojos fueran los mismos ojos
- tristes -
que giran dentro de mis cuencas.
Pero muchacha, como escribes de infinito y bien¡¡¡
ResponderEliminarUn abrazo.
La siguiente entrada en mí bolg irá por ti.
ResponderEliminarEscribiré un hombre.
Otra abrazo Alba.
Una preciosidad. Un texto muy evocador.
ResponderEliminarSaludos!
quizás aprendas el significado cuando te saques el carné de conducir;) Estoy con Bigmouth, cada día escribes mejor. Besos
ResponderEliminarMuy interesante esta transmutación biológica de versos y sentimientos. Un placer devorarlos. Salud!
ResponderEliminarHaces una radiografía perfecta. Como los viejos poetas.
ResponderEliminarAbrz.
Dragón de pelos y sudores, qué terrible cuento típico en que te diera muerte un príncipe con mallas antes de que ardan murallas, almenas y poblados.
ResponderEliminarReserva esa glauca grupa de escamas iridiscentes para un herrero o campesino con ínfulas de jinete...
ni aún respondiendo eso, Alba, tú nunca serás vulgar. Besos
ResponderEliminarUn Dragon malvado, indomable pero lleno de fuego =) Precioso! =) tus desequilibrios dejan muchos versos delicioso a la vista! =) Un Beso! =)
ResponderEliminarRácio brinda por ti. Ya te dije que en la siguiente entrada hablaría de UN HOMBRE.
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