sábado, 14 de enero de 2017

Blind eyes could blaze like meteors

Cuando sé que no voy a dormir, extiendo
mi pelo por toda la almohada
como si fuera una corona
o un campo de flores. 

Despacio, pienso insistentemente 
y con estricto orden cuidado
en todas las cosas que hacen que me sienta horrible
y que hacen que me ponga a llorar. 

Llegado el momento,
pongo mis dedos en las pestañas, 
con cariño
reconozco el tacto pegajoso, 
pienso 
qué maravilloso sería tal vez 
si mañana no pudiera abrir los ojos.

Pasear ciega, ignorar 
si te has puesto triste por aquello que hice,
tomarme una tregua contigo
y con el mundo.

Y cuando al final me duermo, 
siempre me pasa 
que confundo
-¿es que acaso no se parecen?-
la dulzura del cansancio
con la dulzura de la muerte.