sábado, 8 de octubre de 2016

highly valued

Este poema debe de ser valioso.
Lo escribí de madrugada
cuando en mi edificio lloraban dos personas
y el resto dormía.
El bebé tenía frío o hambre
y yo tenía insomnio o tristeza.
Es sencillo.                                                  
Quise subir al piso de arriba y llamar a la puerta.
Disculpe las horas ¿es que no oye cómo llora?
Y quise ir a tu casa y llamar a la puerta.
Disculpa las horas ¿es que no oyes cómo lloro?          
Y luego dar las gracias
y volver a mi cama a pensar
en el silencio del niño que acunan en el piso de arriba
y en el silencio de tu cuerpo solo en tu casa
y antes de dormirme
por último pensar
en el llanto único que ahora queda
y que se calmaría
contigo
llamando a mi puerta.
Disculpa las horas ¿es que no oyes cómo lloras?