sábado, 20 de julio de 2013

Wirirariru.

Sabes que te quiero cu de queso mucho más que mucho ucho cho ho o. Porque eres mi vida y la muerte de vida. Amén. Descanse en paz. Paz, peace, pis: caca, culo, pedo, pis. Piscis. Piscina.

viernes, 3 de mayo de 2013

jueves, 14 de marzo de 2013

planeta

No te querré más porque rescates pájaros heridos
o te niegues a quemar hormigueros
con una lupa.

No te querré más porque beses a tus padres,
te gusten los niños y los perros
abandonados.

No te querré más porque a veces llores y no seas hombre,
porque te den miedo las cosas oscuras como precipicios,
los finales abiertos de los cuentos de hadas,
que todos te escuchen tartamudear
y la nieve.



lunes, 25 de febrero de 2013

tirirí.

Es una historia de amor bonita.

Dicen
que cuando ella llegó de la guerra,
llegó con flores,
él la esperaba con la cocina limpia
y una tarta metida en el horno.

Se besaron en la puerta
y ella le cogió en brazos:
No sabes cuánto te eché de menos, vida.
Quiero hacerte el amor ahora. 










miércoles, 16 de enero de 2013

Oublier.

¿Te imaginas alguna vez olvidar este amor? Olvidar como olvidó la mujer de Nevers en Hiroshima Mon Amour. Olvidar el amor del que quisiste morir. Olvidar el amor por el que habrías muerto de haber podido. Olvidar el rostro, la voz. Olvidarme. Olvidar el anular de mi mano izquierda. Olvidar la inscripción: mon tout dans ce monde. Olvidar por qué todo eso y ahora nada. Olvidar que me gustaba tu hueco supraesternal. Olvidar que me pedías que me tumbara sobre tu espalda. Olvidar que me ibas a llevar a París. Olvidar que era torpe y tonta. Olvidar que tenías los ojos como el río Bernesga. Olvidar que bailábamos descalzos, con mis pies sobre tus pies. Olvidar tu cuello. Tu olor. Olvidar.

lunes, 14 de enero de 2013

Tú eres nosotros.

Amor mío, y algo más, que me duelen en la garganta esas palabras que no existen, que me escuece el silencio forzado, preferir eso a no decirlo todo, el quemazón, la impotencia...
o la imposibilidad.

La imposibilidad de tu hombro que apenas se ve, pero que es cierto y existe aquí y ahora a través del calor y del tacto suave, las parcelas de la epidermis acaso con nombre sin yo saberlo. Tu hombro, que es una duna, y la noche que cae sobre el desierto. Y tus párpados que caen sobre tus ojos y los ocultan. Y yo me he de conformar con recordarlos.

Y me gusta recordarte si es porque duermes y no porque te has ido.  Regocijarme pensando que me sueñas aunque no tengas que soñarme, porque estoy acá, donde te acabas. Marco tus límites, te perfilo sobre las sábanas, me contagio de tus exhalaciones, te respiro, te amo...