miércoles, 23 de noviembre de 2011
Cuando digo que te quiero no me refiero a ti. Amo tan solo ciento setenta y cinco de tus ciento ochenta y tres centímetros de altura, setenta kilos de los ochenta que pesas, veintisiete años de los treinta y cinco que tienes. Amo tan solo tres cuartas partes de tus rizos, la mitad de tu barba, una décima parte de tus canas. Amo, en definitiva, todo lo que de él hay en ti.
martes, 22 de noviembre de 2011
domingo, 20 de noviembre de 2011
Me pongo detrás de tus ojos y empiezo a pensar por ti. Quiero que recuerdes por qué amabas a Andrea. En primer lugar porque tiene los pechos pequeños. ¿No? Porque si acercas tu oreja a su pecho parece que su corazón palpita dentro de tu oído. Después, por las pecas. Dentro de seis años será diciembre y nevará. Llevará un gorro - todas las chicas guapas usan gorros- y el pelo largo. Verás como hasta los copos se quieren mimetizar con su piel y millones de pintas castañas empiezan a conquistarle las mejillas. En tercer lugar, porque sabe bailar. Y lo mejor de todo es que lo hace bien sin intentarlo si quiera. Le sale solo. ¿No te gustaría que volviera a bailar para ti? Tan solo una vez más.
jueves, 17 de noviembre de 2011
miércoles, 16 de noviembre de 2011
domingo, 13 de noviembre de 2011
Querido Pablo,
Las cosas no han cambiado demasiado desde que te dormiste. Cuando hago tarta, Marta se sigue sirviendo siempre el trozo más pequeño para dejarnos los mejores a los demás, pero no soporta que no le digamos lo buena que es por hacer eso. Tenías tú razón. Si ella creyera que nosotros pensamos que lo hace porque no le gusta la tarta - por ejemplo - dejaría de hacerlo. Fabio va a cumplir los nueve años, a veces vuelve muy triste del colegio, creo que no lo pasa muy bien allí, me da miedo que los otros niños le hagan daño, pero prefiero eso a que él sea el monstruo. Ya sabes a que me refiero. Mamá está más arrugada que nunca, se le pierde la cara en su propia cara y Papá se está haciendo cada vez más pequeño. Yo hago lo de siempre (estudio, leo, escribo, duermo, salgo al cine, etc), pero cada vez me aburro más.
Te echo de menos ¿Sabes? Despierta ya. Que son las diez.
Las cosas no han cambiado demasiado desde que te dormiste. Cuando hago tarta, Marta se sigue sirviendo siempre el trozo más pequeño para dejarnos los mejores a los demás, pero no soporta que no le digamos lo buena que es por hacer eso. Tenías tú razón. Si ella creyera que nosotros pensamos que lo hace porque no le gusta la tarta - por ejemplo - dejaría de hacerlo. Fabio va a cumplir los nueve años, a veces vuelve muy triste del colegio, creo que no lo pasa muy bien allí, me da miedo que los otros niños le hagan daño, pero prefiero eso a que él sea el monstruo. Ya sabes a que me refiero. Mamá está más arrugada que nunca, se le pierde la cara en su propia cara y Papá se está haciendo cada vez más pequeño. Yo hago lo de siempre (estudio, leo, escribo, duermo, salgo al cine, etc), pero cada vez me aburro más.
Te echo de menos ¿Sabes? Despierta ya. Que son las diez.
sábado, 12 de noviembre de 2011
jueves, 10 de noviembre de 2011
¿Quién,
si no tú,
me puede querer a mí
cuando me transformo en dragón
y me salen escamas en el cuello,
pústulas en la piel
y por las piernas pelos?
¿Quién,
si no tú,
que te gusta hasta que te mienta
y escupa?
A veces,
cuando apoyas la barbilla en la palma de la mano,
podrías tener nombre de mujer.
Miras como al infinito
- o no miras -
y te pones triste
y yo siento que eso es como amarse a sí mismo,
como si fuera tu mano mi mano
y tus ojos fueran los mismos ojos
- tristes -
que giran dentro de mis cuencas.
martes, 8 de noviembre de 2011
domingo, 6 de noviembre de 2011
Ojos.
Era demasiado fácil comparar tus ojos
- azules -
con el cielo.
Ahora hablo de tierra
húmeda, si es de noche,
de miel y de sirope
- de caramelo-.
También se les parecen
algunas de las maderas
más oscuras:
ojos de nogal, ojos de ébano,
ojos de árboles con corteza de arce.
Caramelo de azúcar
- si es de día-,
frutos secos,
avellana tostada
nuez o almendra,
ojos de arena del Sahara.
Mi piel en verano,
tu piel todo el año,
la piel de la hojas en el otoño,
el color de las heridas en tus rodillas
- costra o postilla-,
infierno.
Tus ojos.
el color de las heridas en tus rodillas
- costra o postilla-,
infierno.
Tus ojos.
sábado, 5 de noviembre de 2011
Hoy tengo que escribir como una loca. Me hace daño no formar palabras, da igual que no tengan sentido.
Peine, decir peine por rellenar un hueco en blanco. Decir Irene. Todos nos ponemos tristes, aunque no matemos y seamos decentes. Y todos lloramos - algunos solo por dentro- a menudo. Y es bueno llorar y es egoísta. Somos personas capaces de conmovernos con las desgracias ajenas, aplaudámonos. ¿Cuando? viendo, leyendo, oyendo, sintiendo. Y decimos que bueno, que quizá no seamos tan valientes como para salir ahí fuera, pero que al menos, desde casa, con el culo bien calentito, nos gusta (porque en verdad nos gusta) y nos hace sentirmos orgullosos (porque en verdad nos hace sentirmos orgullosos) el llorar cuando otros lloran. Qué sensibles somos. Qué corazones tan grandes tenemos.
Peine, decir peine por rellenar un hueco en blanco. Decir Irene. Todos nos ponemos tristes, aunque no matemos y seamos decentes. Y todos lloramos - algunos solo por dentro- a menudo. Y es bueno llorar y es egoísta. Somos personas capaces de conmovernos con las desgracias ajenas, aplaudámonos. ¿Cuando? viendo, leyendo, oyendo, sintiendo. Y decimos que bueno, que quizá no seamos tan valientes como para salir ahí fuera, pero que al menos, desde casa, con el culo bien calentito, nos gusta (porque en verdad nos gusta) y nos hace sentirmos orgullosos (porque en verdad nos hace sentirmos orgullosos) el llorar cuando otros lloran. Qué sensibles somos. Qué corazones tan grandes tenemos.
jueves, 3 de noviembre de 2011
Al abrir la puerta y salir a la calle me tropecé con un elefante que paseaba cerca de mi jardín. Maldita Virginia Woolf, pensé, solo a ella se le ocurriría poner a un elefante delante de mi casa. Miré con odio al elefante, que ya había retrocido unos tres metros y meneaba la trompa tristemente. Estaba claro que el elefante no tenía la culpa, que había sido yo la que había salido corriendo de casa sin fijarme si quiera por dónde pisaba y la que me había estampado con una enorma masa grisácea, ahora sin duda dolorida.
martes, 1 de noviembre de 2011
Oh, tú, ser divino, celestial, ángel caído, nubecita de algodón, pañal puesto en el radiador para cuando el bebé se lo ponga le quede el culito caliente, estrella de mi mañana, rocío, tierra mojada, tierra fértil, aroma sublime, aceite con el que se fríen albóndigas al mediodía y luego por la noche filetes, oro, plata, éter.
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