viernes, 18 de febrero de 2011

Suena como un dado encerrado en un cubilete.

- Hola, ¿Quién eres?
- Soy la chica de la caja de cartón. ¿Quieres verla? Mira, te gustará. Tengo todas la paredes llenas de poemas. Los escribo por la noche, cuando no puedo dormir. Aunque también es cierto eso que dicen, eso de que los sueño y los escribo al despertar. Al principio todo mis poemas tenían la palabra "horizonte", no podía evitarlo, siempre la escribía en algún verso.
- "Horizonte" es una buena palabra para un poema.
- Pero de tanto usarla acabó por no significar nada. Mira, a partir de aquí todos los poemas hablan de ti.
- ¿Todos?
- Todos. Desde el día ese en que te dormiste mientras mirabas girar la lavadora. Me enamoré de ti y no volví a hablar del horizonte.

5 comentarios:

  1. "pero de tanto usarla acabó por no significar nada"
    yo siempre utilizaba la palabra quimera, cada vez que salía en busca de la palabra perfecta para finalizar un verso aparecía, como buscándome por las esquinas del papel.

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  2. "horizonte" me gusta más... o quizá esa persona de la que hablan los nuevos versos sea la reencarnación de ese horizonte que nunca perdiste de vista :)

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  3. Escribes ese tipo de cosas que al final dices... pues no sé qué decirle. Como mucho podría comentarte "Jo, Alba, que bien escribes", pero eso ya lo sabes.
    Me recuerdas mucho a Amelie. Y ojalá te gustaran las mujeres, porque seguro que ningún hombre con los ojos de otoño se merece estos textos tan bonitos.

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  4. No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino

    Horacio Quiroga.

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  5. "Me enamoré de ti y no volví a hablar del horizonte."
    ¡Chapeau!

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