lunes, 13 de diciembre de 2010

El hombre que no sonreía.

Érase una vez un hombre que no usaba sombrero ni fumaba en pipa, un hombre que nunca dejaba de estar del todo triste.
Le atormentaba la vida y su insipidez. Le atormentaba que esta pasase entre sus dedos demasiado deprisa, sin apenas poder probarla, igual que también le atormentaba la lentidud de los días de espera. Su mayor miedo era que cuando fuese anciano y mirara hacía atrás en el tiempo, viese todos los días iguales, así como con el mismo color grisáceo de los días de lluvia.
Este hombre era cobarde, cobarde hasta los tuétanos, cobarde incluso para intentar dejar de serlo. Se limitaba a meditar delante la ventana sobre aquellas cosas que le decían los libros, farfullaba en voz baja y maldecía al mundo, luego volvía la vista al libro y seguía leyendo y llenándose el corazón del sinsentido de la vida.
Veía al resto de la gente como una masa de carne sin más ideales que los animales. Un masa de carne con sueños mundanos, un masa de carne cruel y violenta, que peleaban y arañaban por sobrevivir un día más, que obedecían sin rechistar y que caminaban por senderos ya andados desde hace siglos.

4 comentarios:

  1. Did I disappoint you?
    Or leave a bad taste in your mouth?
    You act like you've never had love
    And you want me and go without.

    Well i'ts too late, tonight.
    To drag the past out into the light,
    We're one, but we're not the same.

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  2. buah, me encanta... y en el final, creo que en eso de "cruel y violenta, que peleaban y arañaban por sobrevivir un día más, que obedecían sin rechistar" tiene algo de razón...
    pasate :D
    http://charlotte-mrbrightside.blogspot.com
    Un beso!

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  3. Dejar de ser cobardes e intentar, los errores son instancias necesarias para crecer, si nos quedamos encerrados, claro, vamos a ver todos los días grises e iguales.

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