sábado, 5 de noviembre de 2011

Hoy tengo que escribir como una loca. Me hace daño no formar palabras, da igual que no tengan sentido.
Peine, decir peine por rellenar un hueco en blanco. Decir Irene. Todos nos ponemos tristes, aunque no matemos y seamos decentes. Y todos lloramos - algunos solo por dentro- a menudo. Y es bueno llorar y es egoísta. Somos personas capaces de conmovernos con las desgracias ajenas, aplaudámonos. ¿Cuando? viendo, leyendo, oyendo, sintiendo. Y decimos que bueno, que quizá no seamos tan valientes como para salir ahí fuera, pero que al menos, desde casa, con el culo bien calentito, nos gusta (porque en verdad nos gusta) y nos hace sentirmos orgullosos (porque en verdad nos  hace sentirmos orgullosos) el llorar cuando otros lloran. Qué sensibles somos. Qué corazones tan grandes tenemos.

4 comentarios:

  1. Antes y después vino el hambre. Y la sequía. Y todo es tan bello.

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  2. Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Luego, mirarle al sol en los ojos y que queme los mios.

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  3. Y llorar, si bien dicen que no sirve de nada, demostrado queda que al menos nos ayuda a empatizar con los demás. Al menos.
    Meredith

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