lunes, 14 de enero de 2013

Tú eres nosotros.

Amor mío, y algo más, que me duelen en la garganta esas palabras que no existen, que me escuece el silencio forzado, preferir eso a no decirlo todo, el quemazón, la impotencia...
o la imposibilidad.

La imposibilidad de tu hombro que apenas se ve, pero que es cierto y existe aquí y ahora a través del calor y del tacto suave, las parcelas de la epidermis acaso con nombre sin yo saberlo. Tu hombro, que es una duna, y la noche que cae sobre el desierto. Y tus párpados que caen sobre tus ojos y los ocultan. Y yo me he de conformar con recordarlos.

Y me gusta recordarte si es porque duermes y no porque te has ido.  Regocijarme pensando que me sueñas aunque no tengas que soñarme, porque estoy acá, donde te acabas. Marco tus límites, te perfilo sobre las sábanas, me contagio de tus exhalaciones, te respiro, te amo...

5 comentarios:

  1. Sinceramente, he de decirte que todo lo que has escirto cobra vida, al menos en mi cabeza, y logra transmitir. Y esto, sin duda alguna es lo más importante para aquellos que escribimos, poder llegar al resto.
    Te sigo.
    PD: Te inito a pasarte por mis blogs, quizás con alguna entrada de ellos pueda ser capaz de "transmitirte" algo... ;)

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  2. Efectivamente, ese tú somos todos! Genial texto ;)

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  3. Un romanticismo monísimo!! habla la voz del amor, se sienten tus palabras.

    Saludos y un placer.

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