sábado, 11 de diciembre de 2010

Tu fragilidad huele a canela.





- Vale, está bien, has ganado. Haremos como que nos queremos. Pero no quiero que me cojas la mano, ni que me acaricies el pelo cuando nos besemos, ni que me hagas estúpidos regalos por San Valentín, ni tampoco que me llames por teléfono. ¿Te ha quedado claro? Nosotros fingiremos que nos queremos, pero en realidad no es así. Jamás ocurrirá. Nunca. Entre tú y yo solo habrá frío, de ese que corta la respiración y detiene los latidos del corazón
- Para ya de decir bobadas. Me quieres y lo sé. Te quiero, y lo sabes. Tienes miedo y al mismo tiempo deseas que ahora mismo te abrace por atrás y te bese muy despacito en el cuello. Admite que tú también has caído, tú, la chica que dijo que jamás sería de nadie. Estás deseando rendirte, hazlo.
- Hijo de puta. Has vuelto a ganar.
- Ahora dime que me quieres.
- ¿Para qué? Sabes de sobra que soy toda tuya.
- Dímelo.
- Te quiero, joder. Te quiero y detesto el frío.

7 comentarios:

  1. Está loca por él aunque le cueste reconocerlo.. pero mira, al final no le queda más remedio que decírselo

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  2. me encaaaaaaaannnta :) al final lo ha tenido que reconocer^^
    pasate :D
    http://charlotte-mrbrightside.blogspot.com

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  3. Hermosa entrada!:D Me fascino!

    Besos!

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  4. Qué despotismo podemos observar :O
    Pero, al fin y al cabo, es bonito :)

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