sábado, 19 de marzo de 2011

Abrí el paraguas a tus pies.

Me llamas con nombres impropios, que en realidad son los que más me gustan. Nos separan tres puntos suspensivos. Tú aún estás en la frase, yo bailo en el vacío del silencio de después. ¿No te das cuenta? Yo ya he caído mil  veces, en ocasiones me tiro de cabeza, otras veces es cuestión de falta de equilibrio. Tus sílabas no tildadas me desestabilizan. Yo lo intento también, te hago cosquillas en los pies, pero tú no tienes pies.

                                                                                                                      

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